La próxima madrugada (2.00 h.) un español puede ajustarse por primera vez la corona de la NBA. Pau, sonrisa de oreja a oreja: "Sería un privilegio. Será histórico, para siempre". Se convertiría además en el undécimo jugador en la historia campeón sin pasar el filtro de la formación estadounidense.
"Todos los cambios necesitan pioneros que se sacrifiquen, que fuimos nosotros. Antonio Martín, Sabonis, Radja, Divac... Aunque por lo que le he leído a Pau, aún no se ha conseguido un respeto total para los europeos allí", señala Tabak, celoso de cuánto supone Gasol: "Ya me gustaría haber jugado tanto como él ahora". Ese aspecto destaca al catalán respecto a otros campeones que no fueron made in USA. Sólo encuentra competencia en Parker (MVP de la final de 2007), Ginóbili (hizo méritos para idéntico premio en 2005) y Toni Kukoc, tres anillos encadenados a la sombra de Michael Jordan.
"Nos falta un paso más, está ahí". Pau Gasol está de pie, en un fondo del Amway Arena de Orlando, apoyado en el atril, como quien cose a máquina. Quema el suelo, baila sobre el fuego que lleva dentro, que traduce en palabras. "Es complicado conseguir el equilibrio emocional. Tengo esa ansiedad que es ilusión... Cuesta mantener la rutina, la calma, la concentración. Tengo una emoción que no son nervios, pero...".
'No pienso en eso de morirme tranquilo'
Vive un momento único. Campeón del mundo, subcampeón olímpico, doble plata y bronce europeos, dos veces All Star de la NBA, rookie del año en 2002, número tres del draft de 2001, campeón de Liga y Copa en España... "No pienso en eso de morirme tranquilo, pero me siento realmente tan afortunado. Si pienso cómo estaba el año pasado, en Memphis. Me traspasaron y me sentí rejuvenecido. No veía la luz y se encendieron todas".
El presente se mezcla con el pasado para determinar que de las 29 finales de la NBA que estuvieron 3-1, ninguna se dio la vuelta. El pasado año, el 1 era de los Lakers. "En aquella situación, por nada del mundo quería ver a los jugadores de los Celtics con el champagne celebrando delante de nuestro público. Salimos a muerte y supongo que mañana [esta madrugada] ocurrirá lo mismo con ellos". Si las sensaciones fuesen ciencia, nadie apostaría mañana por el equipo de Los Ángeles, pero hay que mantenerle la predilección, pues ha evidenciado su superioridad, sobre todo en situaciones límite.
Los Lakers persiguen su título número 15 (Boston tiene dos más). Derek Fisher y Kobe Bryant habían sido tres veces campeones, el resto del equipo había jugado alguna final: el entrenador ya muestra nueve dedos anillados como técnico. Enfrente, un palmarés vacío y dos agujeros negros. El primero, los tiros libres, donde no alcanzan el 70%, por el 76% contrario, mucha distancia en una serie que decidió dos partidos en la prórroga. La otra herida para los Magic llega del balance pérdidas/recuperaciones. Orlando extravía 2,5 balones por cada uno de los que roba, mientras su rival cede 1,4 por cada uno de los recuperados.
También los Lakers tienen que callar, especialmente en su comparación defensiva con Howard. El referente de los Magic promedia 16,5 rebotes, más que Gasol y Bynum juntos (11,8), y suma 17 tapones, sólo uno menos que el equipo rival. "Tenemos que jugar mejor y más duro". Si los deseos de Pau fuesen orden, el miércoles paseará en carroza, como Tabak en 1995, pero al frente al autobús, orgulloso.
'Y si Pietrus me hubiera roto la cabeza...'
La polémica estalló en la sala de prensa a raíz de la agresión (no sancionada) de Mickael Pietrus a Gasol en la última jugada del cuarto partido. El español se cuestionaba en voz alta: "¿Le habrían sancionado si me hubiera roto la cabeza?". Antes, Rashard Lewis señaló al propio Pau. La culpa es suya por provocar, vino a decir [por hacer el mate con el partido ya ganado], a lo que respondió Kobe Bryant, defendiendo a su compañero.
No hubo sanción para el francés, pero sí para Phil Jackson, 25.000 dólares por los comentarios críticos contra los árbitros durante el cuarto partido.
Texto: Luis Fernando López
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